El desarrollo de las culturas mesoamericanas no podría concebirse sin la presencia del tlayotl (maíz), que se convierte en el netziliztli (corazón, razón de ser de las cosas). El maíz no sólo es el alimento del cuerpo mortal, sino también del espíritu inmortal. Sólo así se explica la terquedad de sembrar maíz: el criollo, el de los pobres, aun cuando los paradigmas de la modernidad indican que es más fácil comprarlo que producirlo. Es impostergable desarrollar una agricultura sustentable que no deprede la naturaleza, ya que la sustentabilidad ha sido una forma de vida en las comunidades indígenas de Mesoamérica, que se ha expresado en el sistema de producción conocido como milpa.