Género y psicoanálisis
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En el momento de creación del psicoanálisis —los albores del siglo XX—, las mujeres todavía son «el sexo», como se les había denominado durante el siglo XIX. En aquel entonces, el feminismo parece inconcebible: de pronto se lo enuncia como «el problema de las mujeres». Las mujeres como problema. Como enigma inexpugnable, continente negro. Bochar identifica los síntomas de una ausencia larga y complicada. Por un lado, está la norma heterosexual: la incapacidad para integrar al espacio de lo normativo aquello que sirve como exterior constitutivo de la normalidad. ¿Cómo concebir, manejar, incorporar, la experiencia homosexual? Por el otro, aunque de manera directamente conectada, está el fantasma de la masculinización de las mujeres: ¿qué quieren ellas?, se pregunta Freud y no logra escuchar el clamor ya masivo en el viejo y el nuevo continente del sufragismo de la primera ola. Por último, el mito de la seducción originaria y la pregunta obsesiva sobre la ocurrencia del hecho; la puesta en duda de la palabra y de la memoria del analizado, sobre todo si se trata de una analizada. Todo ello, en el marco de esa proeza extraordinaria que significó el desciframiento del orden simbólico, mediante la incursión freudiana en el territorio de lo inconsciente.