El origen de este libro se basa en el desacuerdo entre dos términos: “oralidad” y “escritura”. Los conflictos no sólo radican en la definición de estos términos o sus posibles relaciones, sino también en la división misma que impone un pensamiento sobre las formas visibles y audibles de la “escritura” y “memoria”. En gran medida, las ideas que circulan en los textos no están constreñidas por las reglas y protocolos de una u otra disciplina, sino motivadas por la reflexión crítica. Más que glosar escolásticamente un texto de modo que casi se evite el desacuerdo, a los autores les ha interesado abrir un espacio en el que se toquen y se provoquen ideas de diversa procedencia.